18 Oct de 2007.



Los amigos británicos quieren extraer petróleo de su colonia chilena...

“Chile, fértil provincia y señalada
en la región Antártica famosa
de muchas naciones respetada
por fuerte, principal y poderosa.
(... Chile) tendrá del este a oeste de angostura
cien millas, por lo más ancho tomado,
bajo el Polo Antártico en altura
de veinte y siete grados prolongado (...)”
La Araucana, de Alonso de Ercilla y Zúñiga (Siglo XVI).

Inglaterra comunicó que se prepara a reclamar ante la ONU sus supuestos derechos de soberanía sobre su colonia chilena en la Antártica.
¿Colonia chilena?
Así es. Según las “Cartas Patentes” (1908 y 1917), pertenenecen a Inglaterra
(...)
el territorio conocido como Tierra de Graham, situados en el Océano Atlántico Sur, al sur del paralelo cincuenta de latitud sur, ubicados entre los grados veinte y ochenta de longitud oeste (...)”.
O sea, las Torres del Paine son británicas.
Puerto Natales es británico.
Punta Arenas es británico.
Puerto Williams es británico.
Esto sólo indica un desconocimiento enorme de geografía, como si no existiera el Océano Pacífico.
La reclamación en sí está prohíbida por el Artículo IV del Tratado Antártico. Sin embargo, Inglaterra insiste en que necesita de recursos para crecer y en la Antártica tenemos petróleo, cobre, gas natural, etc. Luego la intención de fondo es la explotación de los recursos con o sin soberanía. Para hacerlo, Inglaterra debe presionar a sus “amigos” para así conseguir que 2/3 de los signatarios del Acuerdo de Madrid (1991) den el visto bueno para la explotación industrial de la Antártica después del año 2041.
Además, la reclamación británica coincidirá con el centenario de la Primera Carta Patente. No es coincidencia que los sucesos comiencen a fraguarse en el 2007.

Hechos Históricos
De suma importancia, y como hecho fidedigno ante cualquier Corte Internacional que se pudiera designar como árbitro, se debe destacar que ya en los versos de la Araucana de Alonso de Ercilla y Zuñiga (siglo XVI) se menciona como límite Austral del Reyno de Chile al Polo Sur.  La Antártica en esa época todavía no se exploraba, pero se presumía ubicada en el extremo Sur.  Esto fue siglos antes de que cualquier explorador europeo alguno sentara pie en el Continente Blanco. 
 

Mas tarde vendría Cook, Drake y otros navegantes ingleses avistando tierras congeladas, pero ellos tampoco pisaron la Antartica.     

Como hecho puramente académico el continente Antartico debería ser estadounidense, pues para cuando la Expedicion Rusa Exploradora de la Antártica (al mando del Capitan Bellinghausen) finalmente avistó tierra en la base de la península que hoy se conoce como Tiera de O'Higgins, también avistó el barco de Palmer, el joven avezado cazador de focas, que ya había estado antes ahí en las Shettland. Pero ni Palmer ni los Estados Unidos tenían interés alguno en hacer reclamaciones territoriales. Es más, todo lo que deseaban era que nadie supiera de esa mina de pieles de focas.  Pero el Capitan Bellinghausen había tardado todo un año en circunnavegar el continente helado desde Este a Oeste y sólo entonces descubrió tierra para su patrón el Zar de Rusia Pedro I. Así se dio en llamar Península de Palmer a ese dedo de tierra, que es la asa del sartén Antártico.  Dicho sea de paso, esa asa de tierra no es mas que  la Cordillera de Los Andes que se hunde en el Paso de Drake y que reaparece en la Antártica.  Por lo tanto es la natural prolongación de Chile continental.  

Luego vino una pléyade de exploradores europeos, suecos, noruegos, alemanes, franceses e ingleses.  Pero mientras tanto, los chilenos hermanos Macaya (que mantenían una flota cazadora de ballenas y que vivían en Punta Arenas pero que en los veranos operaban con base en la Isla Decepción),  sentaron calladamente sus reales en el Continente Antártico. Es más, cuando la principal Expedición Antártica francesa con buques a vela y a carbón, encontró vientos contrarios antes de llegar al Polo, por lo que su expedición se vio a punto de fallar por falta de combustible, los Macaya - que ya terminaban su temporada de cacería - le repletaron sus carboneras gratis, lo que permitió que los franceses consiguieran su objetivo.  En sus memorias, el capitán francés expresamente agradece la invaluable ayuda chilena. 

Todos estos hechos son antecedentes de sumo valor para establecer las bases de las pretensiones territoriales antárticas chilenas.  

Luego está el aspecto geográfico.  Ningún país del mundo está más cerca geográficamente de la Antartica que Chile. Basta con tomar un mapa y ver la ubicación de Puerto Williams.  

Así, el celebre montañista inglés Sir Edmund Hillary pudo ser el primer hombre que escaló el Monte Everest, pero a nadie se le ocurrió la descabellada idea de que por ello, Inglaterra reclamara el Monte Everest como propio.  Así mismo, los ingleses que han estado merodeando el sector Antártico Chileno no tienen derecho a reclamar para Inglaterra el territorio que pisaron.  

Aspecto legal internacional
Así las cosas, hasta el año Geofísico Internacional (a fines de los 1950’s), las 21 naciones originales que reclamaban territorios antárticos FIRMARON UN SOLEMNE TRATADO por el cual CONGELABAN TODAS SUS RECLAMACIONES TERRITORIALES. En cambio, declaraban el Continente Antártico libre y sólo abierto a la exploración e investigación científica.
Más tarde docenas de otros países han hecho reclamaciones de derechos sobre la Antártica. Incluso la India y Brasil.
En el pedir no hay engaño.
 

TODOS LOS SIGNATARIOS DE ESE TRATADO INTERNACIONAL CONGELARON SUS PRETENSIONES TERRITORIALES SOBRE LA ANTARTICA.  

Conforme a este tratado, Chile cerró sus Bases militares en la Antártica.  La Base Prat está cerrada, la Base Pedro Aguirre Cerda de la FACH fue destruída por una erupción y sólo queda la Base Bernardo O Higgins que está estrechamente unida a una Estación Científica Alemana, a la que le presta apoyo logístico.  

La otra Base FACH “Villa Las Estrellas” tiene familias en ella,  no es ni científica ni militar, posee una escuela, un Banco y el único “Aeropuerto Internacional” de la Antártica (el aeródromo Teniente Marsh).  También  hay pequeñas estaciones de verano del INACH que tienen valor cientifico secundario. 

En suma, bajo todos estos aspectos, Inglaterra como cosignatario de los tratados antárticos internacionales no puede hacer ningún reclamo territorial sobre la Antártica. 

Artículo IV del Tratado Antártico:
”(...)
No se harán nuevas reclamaciones de soberanía territorial en la Antártica, ni se ampliarán las reclamaciones anteriores hechas valer, mientras el presente Tratado se halle en vigencia”.

Entonces, ¿Por qué Inglaterra hace tanto show con el tema si ellos mismos saben que no existe modo válido de sostenerlo?  

Respuesta: el show es un voladero de luces para Inglaterra y/o para Chile que intenta encubrir algún hecho que está ocurriendo ahora o que está a punto de ocurrir. La historia moderna nos enseña que generalmente todas estas discusiones diplomáticas insustanciales son en el fondo puro circo para el pueblo con el objetivo de desviar la atención de la prensa local controlada por la “mano invisible” del mercado y que vive en función de las ventas (= “prensa basura”).  

¿Por qué Inglaterra se expone ridículamente a violar los Tratados Internacionales fomentados por ellos mismos?
Los ingleses, con su vasta experiencia diplomática,  saben mejor que nadie que su reclamo está fuera de lugar. Entonces ¿Qué ganan con atacar a Chile?

Ya nadie habla de las pretensiones marítimas de Bolivia, ni del cambio del límite marítimo con el Perú, ni de los problemas con el Transganado...

El tema de ahora es la Antártica.

Si  nos preguntan a quién realmente pertenece la Antartica hoy, la respuesta es obvia. Para todos los efectos prácticos, la Antártica, entera, pertenece a aquellos que cuentan con los suficientes recursos como para hacer acto de presencia militar allí. Pertenece a los únicos que hoy profitan de ella, extrayendo petróleo, gas natural, uranio, cobre, meteoritos, etc., en contra de todos los tratados internacionales y dando como excusa la “investigación científica”.   

No sigamos permitiendo que los árboles nos impidan ver el bosque.






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